Blog creado especialmente para la publicación de textos escritos por alumnos en clases de Teoría Literaria I de Universidad de las Américas sede Santiago Centro durante el año 2013. Invito a los alumnos, independiente de su año de estudios o egreso y a cualquier persona que por "coincidencia" encuentre este blog, sentirse libres de opinar en este lugar del ciberespacio. Literatura es un campo amplio y ambiguo, por lo tanto, no existe opinión errada, solo algunas más acertadas que otras.

martes, 16 de julio de 2013

Biología de la locura

Por Felipe Irigoyen
-¿Dónde está el enfermo? -inquirió Andrei Efímich.
El pabellón número 6, Anton Chéjov

            ¿Cómo definimos la locura? Chéjov hace reflexionar sobre la locura en El Pabellón número 6[1], historia que versa sobre un doctor, Andrei Efimich, que termina encerrado en el mismo manicomio que tenía a su cargo. Con el apoyo de las reflexiones de Eco[2], podemos reflexionar libremente en base al cuestionamiento inicial, puesto que nuestro trabajo como lectores es activar el texto, retroalimentarlo para sacar el mejor provecho y llenar esos vacios que se presenten. Entonces, definir locura desde la historia con nuestros propios pensamientos y maquinaciones es una acción completamente válida y es eso, justamente, lo que se tratará de hacer en este pequeño ensayo.
            Armando un poco la maqueta mental que reunirá ese collage de hechos de la historia, en la mente se forma la sensación del encierro a lo largo de la lectura. Desde la descripción de El Pabellón número 6, pasando por la historia de Iván[3]  que lo llevó a encerrarse a su casa, hasta llegar la monotonía de la vida de Andrei. La obra de El pabellón número 6, en sí misma, ocurre en un pabellón social macro, intangible e invisible, casi fantasmal, en el sentido que solo se puede sentir. Me refiero a esa sensación de encierro que alguna vez sentimos, esa presión que se rige por las normas y las leyes, un cuerpo normativo, que dirigen el actuar de la persona.
            ¿Por qué menciono las leyes y las normas? Pues para definir locura, un estado fuera de lo común o alejado de lo normal, se tiene que normalizar lo normal. La locura nace del contraste de lo diferente frente a lo normal.
            Las actitudes normales ¿qué son? Rápidamente se responde lo común, lo aceptado y la moda. Entonces ¿no hay espacio para lo diferente? La respuesta es no, porque lo diferente es causa de miedo y rechazo, excepto cuando es impuesto por alguna autoridad. Así, las actitudes de Mjaíl Averiánich[4], comunes y corrientes, como lo son escapar de los problemas en un viaje, apostar, embriagarse y buscar una novia por obligación, enferman a Andrei, que tiene una visión distinta de la vida. Se genera un conflicto entre la “normalidad” y la locura. Ese es el loco, el conflictivo y desordenado que está fuera de todos los esquemas y rompe con lo cotidiano, con el estándar humano y social. Andrei sale del esquema cotidiano de su cotidiana vida, y ese pabellón social sufre un sismo. El sistema entra en crisis y trata de eliminar a ese elemento patógeno, al igual que el cuerpo humano que elimina la enfermedad para mantener una armonía biológica cercana a lo divino. El pabellón 6 está para ocultar y separar al loco del cuerdo y, así, evitar que lo infecte, como los navíos que nos cuenta Foucault en su texto La historia de la locura en la época clásica[5] con el deber de eliminar al loco arrojándolo al mar.
            Esta locura de Andrei no debe ser vista como un mal patógeno infeccioso que odia la vida ¿es que acaso en su cordura a Andrei  no le importaba la vida, le era indiferente? Podemos decir que la locura no es tan mala como se cree.
            Es la magia del loco Iván lo que remeció la cordura de Andrei. Es la vida hablándole a Andrei para que despertase de su letargo, despertase a la locura. Desde  su encuentro con Iván, Andrei cambió su perspectiva. Ahí nace su queja contra  Mjaíl y su estafa, contra Jobotov y su falso compañerismo,  contra esas actitudes cuerdas dentro del pabellón social que reprime toda revolución en contra lo establecido. El pabellón 6 termina eliminando a Andrei, al final del texto, como respuesta  a ese ataque de ira al reclamar su vida libre, gritar contra la represión y las mentiras de la vida cuerda; a su locura. La armonía biológica venció a la infección. Por primera vez Andrei vivió y defendió un ideal. Si eso significa ser loco, entonces la sociedad actual necesita un ejército de locos. El “loco” es loco desde una perspectiva, si cambiamos el ángulo, puede llegar a ser un héroe ¿Es malo, entonces, ser loco? He aquí el anticuerpo que deja toda enfermedad en un cuerpo infectado, perfeccionándolo.



[1] Anton Chéjov, El pabellón número 6. Versión en pdf disponible en http://biblio3.url.edu.gt/Libros/El_pabell%F3n6.pdf Activo al 10 de julio de 2013.
[2]  Umberto Eco: Lector in fabula: la cooperación interpretativa en el texto narrativo. Editorial Lumen S.A. Barcelona, España, 1993
[3] Uno de los pacientes del pabellón número 6, atendido por Andrei.
[4] Cartero amigo de Andrei, quien lo visitaba todos los días. Su relación estaba lejos de una amistad.
[5] Michel Foucault: Historia de la locura en la época clásica, tomo I. Fondo de cultura económica, Bogotá, Colombia, 1986. Versión en pdf disponible en: http://investigacion.politicas.unam.mx/teoriasociologicaparatodos/pdf/Contempor%E1nea/Foucault%20-%20Historia%20de%20la%20locura%20en%20la%20%E9poca%20cl%E1sica.pdf Activo al 10 de julio de 2013.

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